lunes, 9 de diciembre de 2013

Noche de insomnio...


Y es solo un sueño, cantarte en el verano, acurrucarme a tú lado en el invierno. Es el mas hermoso de mis sueños, abrazarte hasta dormir, aferrarme a ti para seguir. La mas loca de mis ilusiones, la mas cruel de mis fantasías, que te aferres a mi con la misma fuerza. Que yo fuera para ti ese puente que eres para mi. El puente al mundo, el puente a mi misma.  

Un juego de mis deseos es verte soñando como yo sueño, despierta, con el sol o la luna en el cielo, con las hadas o demonios bailando alrededor, con tu luz iluminando mi interior. Tu sonrisa sencilla que me alegra los días, tus palabras que alimentan mi alma.
El chiste del día, no sale hoy de tus labios, sale del canto de los pájaros que no se escucha, del silencio, de la soledad. La verdad la marca tu ausencia.

Hoy no estas y me faltas igual que ayer, y el día de tu marcha. Sigues sin volver a mi, sin escuchar los acallados llamados que lanza un corazón que pierda sus fuerzas igual que aquel árbol sus hojas a causa del otoño. Ese donde solíamos sentarnos a contar anécdotas que muchas inventabas, pero de las cuales aun reía, porque eras tú quien las decías. Eran de tu mente donde salían, para mi mas ingeniosas que cualquier libro o película, escrito o producida. 

Mi mente no parece vacilar al verte, tan fiel a tu imagen real, justo en el mismo lugar que siempre admirabas al pasar. Ese inicio de bosque que se asimilaba a tus pensamientos, que decías siempre te perdías en ellos, quizas por eso, reconocerías cada arbol de ese lugar. Te sonreía sin mas, pensando en el movimiento de tus labios al hablar. Estaba ya obsesionada con tus gestos que perderme el baile sincronizado, no ensayado pero conocido a perfección, que hace cada parte de tu cuerpo al estar en movimiento. 

Te sigo escuchando, mirando y anhelando. Estas ahí, de pie frente a mi. en el árbol destruido por tu descuido. Sonríes con las misma sonrisa gastada de todos los días, como si te cansara el tener que mover los labios en un angulo que te parece tormentoso. 

Esta ahora tu mirada con un brillo que aun con mis obsesionados análisis de cada recuerdo, no logro atizar el significado. Es solo un brillo especial. Pero no del tipo que espero a mi mirar. No del tipo que anhelo en los ojos que deseo, que quiero. En la mirada por la que he dejado atrás tantos miedos, solo para descubrir otros que me congelan el pensamiento. No hay comparación entre ellos. Son cada uno únicos y causan distintos niveles de desenfreno. 

Tus manos aferradas a unos jeans que no se ajustan a tu cuerpo. Indiferente al viento que esta congelando mis esperanzas. Llevas solo una camiseta vieja que no te cubre el frío, pero no hay frío que valga para ti. Pues la fuente que alimenta tan dolorosa imagen es una mente sucumbida a los deseos del subconsciente, del corazón, de la desoladora verdad que me parece acompañar donde quiera mis pies intenten llegar. 

No los muevo del lugar temiendo la próxima sesión de tortura que me implanto para soportar el sol matutino. El amanecer de una día que desde antes no pinta diferente. Sino la simple sucesión de recuerdos, congelando antes de tiempo a un cuerpo al que el proceso, mas bien le resulta lento. Interminable noche sin luna ni estrellas, es un cuadro colgando en la entrada de mi habitación, recordatorio de que el sol es una ilusión, y la noche gobierna siempre en su interior. 

No hay mas que mirar las hojas danzando la música del viento, del tiempo, del destino, resignadas a su final. Me encuentro igual, luchando solo el paso necesario que me acerque a tu rostro celestial, ardiendo en nube de humo, brillando en lo alto del firmamento. No fui para ti el puente que te acerco al mundo, pero eres para mi el puente que me acercara a ti. A la realización de los sueños, a la expresión por fin del sentimiento que ahoga, asfixia atascado en la garganta desde mas años que vida mi alma. 



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