martes, 28 de enero de 2014

Corazón roto...



Como todo lo que hace el ser humano es con intención de obtener algo. Una frase, con un deseo tras ella, y según la forma de expresarla es un desesperado y sufrido deseo. Detrás de un "No quiero irme" están impresos miles sentimientos, a flor de piel. Golpeados fuertemente por la indiferencia de quien los provoca. Agotados de una guerra sin tregua, desesperados por un final que parece nunca llegar. A pesar de todo luchan hasta acabar sus fuerzas con la esperanza de poder derrumbar los grandes y fuertes muros que reguardan su contribución, su premio, su anhelada correspondencia.

Pero los muros están bien firmes sin importar cuantos golpes reciban. Nada parece aplacarlos. Hasta que cansados de luchar, sin fuerzas para continuar. Con esperanzas, sueños y deseos destrozados. Con un corazón roto en mas de mil pedazos, los sentimientos escondidos detrás del "No quiero irme" de los muchos "Te quiero" y "Te extraño" se rinden frente a la alta muralla. Los gruesos y fuertes muros. Se rinden frente a la mascara bien puesta, aferrada con una increíble fuerza. Dejando en el campo el ultimo suspiro de un corazón derrotado que a pesar de haber sido ignorado espera algún día su respuesta. En su ultimo suspiro con sabor a "Seguiré esperando, te seguiré amando" deja impreso su deseo. Se retira derrotado, esperando algún día recuperar sus fuerzas, volver a juntar sus pedazo, plantarse nuevamente frente al muro y comenzar otra batalla. 

Pero ¿de cuantas maneras puedes romper un corazón y esperar de él que siga latiendo?. Ha sido una guerra agotadora para un corazón que no estaba acostumbrado al ritmo de este tipo de batallas. Un corazón que no espera que una guerra con esa persona se desatara. Su único puerto seguro. Su único espacio tranquilo. Su lugar feliz, lleno de paz, se volvió frío y desolador. Acabo solo como siempre temio. Fue tonto, fallo y esta pagando el precio por su grave error. Aprendiendo la dura lección. 

Como todo, el ser humano tiene que perder algo para poder apreciarlo. Solo cuando esta sólo se da cuenta de cuan importante era en su vida. Solo cuando esta sólo aprecia verdaderamente su compañía, anhelandola como el oxigeno mismo. Lamentándose por algo que no puede cambiar. Tarde se dio cuenta el corazón que de nada sirve seguir luchando, no importa cuanto corra el tren ya ha salido y el ha llegado tarde. El daño ya esta hecho, no hay opción de repararlo. Llorando en amarga soledad, con apenas fuerzas para sobrevivir, se aferra a su ultima esperanza. Esperar a que sus golpes causaran algún efecto en la imponente muralla, porque él ya no tiene fuerzas para otra ola de indiferencia. Esta tan débil que el aire de la ignorancia puede terminar por acabarlo y desaparecerlo para siempre. 

Solo puede esperar, esperar que algún día puedan perdonarlo y volver a su lugar de paz. Esperar que el daño que causo no sea tan grave como para condenarlo a la eterna soledad, al frío del olvido. Esperar que algún día las puertas se abran para él otra vez. O que recupere sus fuerzas para volver a plantarse en batalla. Aunque más que las heridas causadas en la guerra, las heridas de la culpa pesan y duelen más. Con esperanzas que comienzan a desvanecer y fortalecerse. Con heridas que tardarán en curar. Con una culpa que lo consume. El corazón se encierra en su caja con llave, quedando esta en algún oscuro y lejano lugar de su alma. Esperando el día que el corazón se recupere para salir, o alguien lo encuentre y lo saque. 

Como todo ser humano, se envuelve en su disfraz para enfrentar al mundo. Se presenta fuerte, porque este mundo destruye a los débiles. Con su disfraz nadie podrá dañarla porque no sera ella. El corazón ya esta encerrado. Frente a un mundo lleno de personajes el corazón sobrevive sin sentimientos, sin alma, sin ser. Solo como una maquina mas en una sociedad que no la nota. Una más del montón. Sin esperanzas de volver a ser especial. 


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